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Examinando Libros por Materia "ACCOUNTING GROUP"
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Ítem Contadora ¿simples buenos oficios o formal mediación? (Pacificación en la crisis centroamericana)(Universidad Nacional, Costa Rica, 1997) Antillón Salazar, AlvarEn el año 1983 los desarrollos de la situación centroamericana daban la impresión de un escalamiento del conflicto regional producto de las malas condiciones económicas y sociales, así como de diferencias ideológicas asimilables al enfrentamiento Este-Oeste. Los países limítrofes a la región - Colombia, México, Panamá y Venezuela - concertaron sus acciones con el fin de detener ese escalamiento del conflicto, el que visualizaban como desestabilizador de su propia seguridad nacional. Fue así como surgió el Grupo de Contadora, Esos cuatro países, alarmados ante lo que parecía un gravísimo deterioro de la situación centroamericana, se reunieron en la Isla de Contadora, República de Panamá, en enero de 1983, con el fin de propiciar el diálogo y la negociación en Centroamérica. Allí emitieron la Declaración de Contadora. A partir de ese momento se inicia primero un intento de conciliación y de buenos oficios, lo que, al no resultar suficiente, se torna en un largo y denodado esfuerzo diplomático de mediación. Esta paulatina pero necesaria transformación de la metodología pacífica de Contadora, es el objeto de esta obra. En el mes de marzo de ese año, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad la resolución 530 que encomia los esfuerzos del Grupo al ofrecer sus buenos oficios, reafirma el derecho de los países centroamericanos a vivir en paz, y pide al Secretario General de la ONU que le continúe informando. Esta resolución prácticamente oficializó dichos esfuerzos del Grupo de Contadora. Durante los años siguientes, la gestión del Grupo se vio forzada a ejercer una mediación formal y así entonces poder proponer y arbitrar la redacción de un largo y complejo Tratado de Paz que incluyó todos los aspectos: políticos, jurídicos y militares necesarios para lograr una distensión. Después de casi cuatro años de gestión diplomática, primero del Grupo de Contadora sólo, y luego con la colaboración del Grupo de Apoyo constituido por Argentina, Brasil, Perú y Uruguay, la mediación entró en un impasse sin retorno. Y luego de catorce meses sin avances sustanciales, en los que se polarizaron las posiciones de Nicaragua, por un lado, y las de Honduras, El Salvador y Costa Rica por el otro, en enero del año 1987 Contadora señaló que en Centroamérica no había voluntad de Paz. Para esas fechas ya comenzaba a cobrar cierta importancia una propuesta costarricense que se conocería como Plan Arias y que sería presentada oficialmente el 15 de febrero de 1987. La vasta concepción del Tratado, llamado Acta de Contadora, tuvo por pilares de apoyo dos documentos de gran contenido emitidos, entre otros, el primero como «Documento de Objetivos» y que fue redactado con gran participación de los estados centroamericanos, y el segundo, por el propio Grupo de Contadora, llamado Mensaje de Caraballeda. La labor de redacción del Acta fue perfilando este instrumento como un documento único, simultáneo y multilateral, legalmente vinculante y obligatorio para todos los estados en conflicto. Esto pareció ser la razón de su eventual rechazo y sustitución por el Plan Arias, el cual, si bien conservó los principios fundamentales del proyecto de Acta de Contadora, se redactó en forma más simple y se le dio la forma de una resolución ejecutiva en lugar de tratado. Ello significó que el Plan podía ser promulgado inmediatamente después de su firma, en lugar de esperar meses, o quizá uno o dos años, por la aprobación legislativa del Acta por los cinco estados del Istmo. Esa fue una de las razones principales por las que el Acta de Contadora, luego de la insistencia de cuatro de los estados mediados en que la solución asumiera la forma de un instrumento jurídico único y vinculante, los mismos gobiernos rehusaran firmarlo. También se puede mencionar como causa la presión ejercida sobre los gobiernos por los estados «respaldo», es decir, los Estados Unidos sobre Costa Rica, El Salvador y Honduras y Cuba sobre Nicaragua, así como la lógica negativa de los altos mandos militares de los países en cuestión ya que el Acta establecía serias limitaciones sobre el crecimiento militar. Guatemala, Honduras. El Salvador y Costa Rica, en determinado momento, declararon que, si Nicaragua no firmaba el Acta, ellos tampoco. Esta actitud se rebate con la contención de que, si esos cuatro estados hubieran firmado, la presión internacional sobre Nicaragua la hubiera obligado eventualmente a aceptar los términos del Acta. De lo contrario, tanto Europa como Canadá hubieran retirado sus programas de ayuda a dicho país.