Libros
URI permanente para esta colecciónhttp://10.0.96.45:4000/handle/11056/15187
Examinar
Examinando Libros por browse.metadata.rights "Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International"
Mostrando 1 - 4 de 4
- Resultados por página
- Opciones de ordenación
Ítem Diversidades, educação superior e desenvolvimento(Universidad Nacional, Costa Rica, 2024-02-02) RISKE-KOCH, SIMONEEn América Latina y el Caribe, las instituciones de educación superior son territorios disputados. En este contexto, a las comunidades universitarias les corresponde realizar un permanente ejercicio de discernimiento para definir con claridad y coherencia al servicio de quiénes están y cuáles son las mejores maneras se servir. En el presente trabajo, Simone Riske Koch nos ofrece aportes sustanciales para ese discernimiento. Estas páginas son el resultado de su caminar universitario, de su pasión por la educación superior y de su sentir latinoamericano. Ella nos presenta a las universidades como espacios dinámicos, en tránsito; como territorios en diálogos con otras territorialidades; como oportunidades para la convivencia y la conversación. En su trabajo, Simone propone a las instituciones de educación superior realizar una doble mirada: ante todo, las invita a mirarse a sí mismas, como en un espejo, para reconocer y fortalecer con valentía sus tradiciones más humanizantes y para rechazar aquellas que no lo son; y, en segundo lugar, las exhorta a realizar una mirada a su entorno para dejarse incomodar y desafiar frente a todas las formas de violencia y marginación. Para Simone Riske Koch, las universidades deben ser incómodas y deben aprender a incomodarse, a escandalizarse. Las instituciones de educación superior entienden que la realidad da que pensar, y que ante tantas formas de violencia no hay cabida para la indiferencia. Desde esa doble mirada a la que se refiere Simone, las universidades deberían potenciar su condición-vocación multiversitaria, de tal manera que cada comunidad universitaria se entienda a sí misma como territorio en el que confluyen muchas territorialidades y temporalidades, muchas memorias y biografías, es decir, muchas posibilidades de diálogo. Hacer de la universidad un lugar en el que la conversación sea el principal eje metodológico: esa es la gran conversión epistemológica a la que están llamadas hoy las instituciones de educación superior. Desde esa perspectiva, la diversidad no es un objeto más (externo) de estudio al cual podrían acercarse, si quisieran, las personas académicas, con fines investigativos. La diversidad, más bien, es comprendida como un elemento constitutivo: la universidad está constituida por la diversidad; esa es su materia prima; de esto están hechas de las universidades. Para las universidades, la invisibilización de la diversidad que las constituye y el cultivo de la indiferencia frente a la crisis social que enfrentamos, representaría su muerte como comunidad de convivencia y aprendizaje, y su transformación en una empresa-instrumento al servicio del mercado o de alguna ideología, o en una estrategia de colonización del saber. La diversidad constitutiva de la universidad y su capacidad de incomodarse ante un modelo civilizatorio que genera víctimas es lo que la convierte en un espacio para aprender y lo que la hace, como solemos decir en la Universidad Nacional (Costa Rica) “universidad necesaria”. La diversidad constitutiva de la universidad hace de ella un espacio en el que tienen cabida muchas voces en diálogo, como acentúa Simone, muchas formas de conocer y aprender, muchas sabidurías, pedagogías y caminos epistemológicos, diversas racionalidades, múltiples narraciones, muchos conocimientos no jerarquizados, muchos mundos y tradiciones. Esa es la mayor riqueza de las instituciones de educación superior. En el trabajo de Simone aparecen con frecuencia las palabras tránsito, recorrido, camino. Esa metáfora del camino describe muy bien el proceso que culmina con este texto. Pero al leer sus páginas es fácil reconocer que no se trata de un recorrido en línea recta, sino de un caminar de ida y vuelta, de un entrecruce de múltiples caminos, de muchos retornos. Los caminares la llevaron a dos universidades (una en Brasil, otra en Costa Rica), a las realidades que desafían a estas universidades y a los territorios que les sirven de referencia. En sus caminos se entrecruzaron diversas alternativas al mito del progreso infinito, muchas propuestas vinculadas, por ejemplo, al ecodesarrollo y al buen vivir. Simone recorrió los caminos de las personas autoras con quienes dialogó, los caminos de la interculturalidad, de la de colonialidad, de las pedagogías críticas. El suyo fue un caminar de encuentros y desencuentros, un caminar escuchando, haciendo silencio, preguntando, conversando. Por eso, el resultado de su trabajo es también un diálogo: habla en primera persona plural como una forma de reconocimiento a los portes de quienes le anteceden en el caminar; un reconocimiento las esperanzas de quienes deben recorrer aun sus propios caminos pedagógicos. El trabajo de Simone Riske Koch es una colección de miradas. Las miradas no son solo para ver, para observar, sino sobre todo para reconocer, para reparar, para acoger la diversidad, para advertir, para tomar conciencia, para conversar y pensar. No son, por lo tanto, miradas neutras, imparciales o desinteresadas, sino miradas cargadas de opciones, miradas interesadas, parciales: están atentas a múltiples formas de injusticia cultural, social y ambiental, y a las distintas expresiones de violencia pedagógica que impiden a las universidades ser casas que acogen las diversidades y las comprenden como una ocasión para el aprendizaje y la convivencia. En el trabajo de Simone podremos encontrar numerosos aportes y provocaciones que me parecen fundamentales de cara al ejercicio de autoevaluación que las universidades están obligadas a realizar en el contexto actual.Ítem Ensayo: principios de la ecoespiritualidad(Universidad Nacional, Costa Rica, 2024-01-01) Valverde Campos, Juan CarlosÍtem Reflexiones y conversaciones para la prevención de la violencia religiosa de género contra las mujeres(Universidad Nacional, Costa Rica, 2024) Jiménez Argüello, BrendaEste texto es producto del Proyecto Construyendo fortalezas y esperanzas en un grupo de Mujeres de Upala: Un aporte desde la Teología y la Economía Humana. La autora y redactora de lo que aquí se propone es Brenda Jiménez Argüello1 , teóloga, académica de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, además participaron en este proceso las estudiantes asistentes Gipzy Piedra Sánchez y Melba Vargas Torrez. El trabajo que le dio origen se realizó con un grupo de mujeres de Upala, en la zona norte de Costa Rica, perteneciente a la provincia de Alajuela, la cual limita al norte con la República de Nicaragua. Este grupo de mujeres se conformó a través del proyecto antes indicado. En el 2016, este proyecto nació como una respuesta para abordar la violencia de género tan presente en esta zona del país, teniendo como interés el abordar la violencia de género justificada por las religiones, misma que puede verse reflejada en todo el contexto costarricense. Cabe señalar que la violencia que estas mujeres enfrentan debe analizarse desde la interseccionalidad, la cual per mite comprender que la violencia de género debe entenderse y estudiarse desde un enfoque multidimensional donde se tomen en cuenta otros ejes como el racismo, colonialismo, etc., debido a que estas no solo se enfrentan a la violencia de género que se encuentra generalizada en el país, sino también a diversas situaciones que las violentan como lo es su situación económica, misma que dificulta la salida de muchas mujeres de relaciones violentas. Es, por ende, que cada mujer sufre formas diferentes de violencia y que estas formas no pueden comprenderse desde un único marco explicativo. Ante ello, es importante señalar que en la zona en donde viven estas mujeres la economía se fundamenta en la actividad agropecuaria y la ganadería tanto de engorde como de leche, sin embargo, en la última década han incrementado la cantidad de empresas agrícolas dedicadas al cultivo de piña y naranja, siendo las que generan más empleos en Upala. Esto genera situaciones complejas para la población de esta zona, ya que se dan empleos por temporadas, impidiendo la permanencia y la estabilidad en un trabajo, lo cual se ve reflejado en la ubicación que tiene Upala en el índice de pobreza multidimensional quedando en el número 80 de 82 cantones2 A través de estos años, el proyecto ha permitido construir espacios de apoyo, de aprendizaje, de convivencia y de construcción mutua en relación con las formas de luchar contra la violencia de género y la violencia religiosa de género. En el proceso, el proyecto también se enfrentó a diversas dificultades como lo fue la pandemia, misma que negó la posibilidad de seguir con los talleres de forma presencial, por lo que se buscaron formas de seguir conectadas. De esta manera, se hizo uso de herramientas virtuales para poder seguir con el abordaje de los temas que interesaban tratar tanto al proyecto como al grupo de mujeres. Sin embargo, el proyecto se enfrentó con las diversas realidades en las que viven estas mujeres, mismas que hacían compleja la labor de trabajar de manera virtual, la falta de herramientas como computadoras, celulares o la posibilidad de conexión estable y fija a internet, fueron parte de la realidad vivida por estas mujeres durante la pandemia, dificultando la participación de gran número de ellas en los talleres virtuales. A pesar de esa etapa donde el avance y la convivencia fue limitada y reducida a una pantalla, el trabajo que realizó el proyecto a través de los talleres llevó a un avance en relación con conocimientos clave para trabajar sobre la violencia de género y religiosa. El conocimiento sobre estereotipos de género que permitieron crear una constante postura crítica y de estar alerta ante creencias, mitos y características sociales y religiosas en torno al género que pueden ser limitantes fue construyendo en las mujeres bases para enfrentarse y posicionarse a distintas situaciones en sus vidas. También se evidenció un avance en conocimientos sobre los derechos que poseen las mujeres en nuestro país, así como sobre lenguajes y prácticas violentas inmersas en la sociedad, permitiéndoles saber los lugares a donde poder asistir para pedir apoyo, así como ver la necesidad de construir redes de apoyo entre ellas y en las comunidades como una de las formas de luchar contra la violencia que enfrentan las mujeres en Costa Rica. Es así como a través del trabajo con este grupo de mujeres, se evidencia la gran necesidad que existe de abordar la violencia de género en todos los ámbitos de Costa Rica, sien do un país que refleja las consecuencias de un patriarcado que ha marcado la sociedad, desde las concepciones culturales limitantes y creadoras de desigualdades hacia las mujeres, así como de las cifras de violencia en contra de las mujeres, las cuales son alarmantes. Cabe señalar que estas cifras no reflejan el verdadero número de mujeres que sufren violencia en Costa Rica, ya que muchas de las situaciones de violencia que sufren las mujeres no llegan a ser denunciadas por un sinfín de razones, tales como la falta de credibilidad aún existente en nuestro país, donde la víctima se enfrenta a una desacreditación cuando busca contar su historia o cuando asiste a denunciar, así como la falta de espacios de atención real en muchos de los lugares de nuestro país, como es el caso de Upala, donde las circunstancias que las envuelven en su diario vivir les impide en muchas ocasiones, seguir con algún proceso de denuncia. Ante esta experiencia con este grupo de mujeres, se ve la necesidad de recrear espacios y talleres que trabajen sobre la violencia de género en nuestro país y, sobre todo, desde aquellos imaginarios y discursos religiosos que justifican estas formas de violencia que viven las mujeres. El interés por abordar lo religioso se debe a que desde este se justifican acciones, creencias, mitos y prácticas que legitiman el machismo, mismo que es violento y que coloca en posición de desigualdad a las mujeres, violentándolas y justificando acciones y creencias sociales que mantienen estas ideas y posturas. Además, desde lo religioso es muy difícil romper con estas ideas, ya que en el imaginario social se comprenden como incuestionables, divinas, como normas de comporta miento brindadas por un dios y, por ende, entendidas como reglas que cumplir.Este texto es producto del Proyecto Construyendo fortalezas y esperanzas en un grupo de Mujeres de Upala: Un aporte desde la Teología y la Economía Humana. La autora y redactora de lo que aquí se propone es Brenda Jiménez Argüello1 , teóloga, académica de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, además participaron en este proceso las estudiantes asistentes Gipzy Piedra Sánchez y Melba Vargas Torrez. El trabajo que le dio origen se realizó con un grupo de mujeres de Upala, en la zona norte de Costa Rica, perteneciente a la provincia de Alajuela, la cual limita al norte con la República de Nicaragua. Este grupo de mujeres se conformó a través del proyecto antes indicado. En el 2016, este proyecto nació como una respuesta para abordar la violencia de género tan presente en esta zona del país, teniendo como interés el abordar la violencia de género justificada por las religiones, misma que puede verse reflejada en todo el contexto costarricense. Cabe señalar que la violencia que estas mujeres enfrentan debe analizarse desde la interseccionalidad, la cual per mite comprender que la violencia de género debe entenderse y estudiarse desde un enfoque multidimensional donde se tomen en cuenta otros ejes como el racismo, colonialismo, etc., debido a que estas no solo se enfrentan a la violencia de género que se encuentra generalizada en el país, sino también a diversas situaciones que las violentan como lo es su situación económica, misma que dificulta la salida de muchas mujeres de relaciones violentas. Es, por ende, que cada mujer sufre formas diferentes de violencia y que estas formas no pueden comprenderse desde un único marco explicativo. Ante ello, es importante señalar que en la zona en donde viven estas mujeres la economía se fundamenta en la actividad agropecuaria y la ganadería tanto de engorde como de leche, sin embargo, en la última década han incrementado la cantidad de empresas agrícolas dedicadas al cultivo de piña y naranja, siendo las que generan más empleos en Upala. Esto genera situaciones complejas para la población de esta zona, ya que se dan empleos por temporadas, impidiendo la permanencia y la estabilidad en un trabajo, lo cual se ve reflejado en la ubicación que tiene Upala en el índice de pobreza multidimensional quedando en el número 80 de 82 cantones2 A través de estos años, el proyecto ha permitido construir espacios de apoyo, de aprendizaje, de convivencia y de construcción mutua en relación con las formas de luchar contra la violencia de género y la violencia religiosa de género. En el proceso, el proyecto también se enfrentó a diversas dificultades como lo fue la pandemia, misma que negó la posibilidad de seguir con los talleres de forma presencial, por lo que se buscaron formas de seguir conectadas. De esta manera, se hizo uso de herramientas virtuales para poder seguir con el abordaje de los temas que interesaban tratar tanto al proyecto como al grupo de mujeres. Sin embargo, el proyecto se enfrentó con las diversas realidades en las que viven estas mujeres, mismas que hacían compleja la labor de trabajar de manera virtual, la falta de herramientas como computadoras, celulares o la posibilidad de conexión estable y fija a internet, fueron parte de la realidad vivida por estas mujeres durante la pandemia, dificultando la participación de gran número de ellas en los talleres virtuales. A pesar de esa etapa donde el avance y la convivencia fue limitada y reducida a una pantalla, el trabajo que realizó el proyecto a través de los talleres llevó a un avance en relación con conocimientos clave para trabajar sobre la violencia de género y religiosa. El conocimiento sobre estereotipos de género que permitieron crear una constante postura crítica y de estar alerta ante creencias, mitos y características sociales y religiosas en torno al género que pueden ser limitantes fue construyendo en las mujeres bases para enfrentarse y posicionarse a distintas situaciones en sus vidas. También se evidenció un avance en conocimientos sobre los derechos que poseen las mujeres en nuestro país, así como sobre lenguajes y prácticas violentas inmersas en la sociedad, permitiéndoles saber los lugares a donde poder asistir para pedir apoyo, así como ver la necesidad de construir redes de apoyo entre ellas y en las comunidades como una de las formas de luchar contra la violencia que enfrentan las mujeres en Costa Rica. Es así como a través del trabajo con este grupo de mujeres, se evidencia la gran necesidad que existe de abordar la violencia de género en todos los ámbitos de Costa Rica, sien do un país que refleja las consecuencias de un patriarcado que ha marcado la sociedad, desde las concepciones culturales limitantes y creadoras de desigualdades hacia las mujeres, así como de las cifras de violencia en contra de las mujeres, las cuales son alarmantes. Cabe señalar que estas cifras no reflejan el verdadero número de mujeres que sufren violencia en Costa Rica, ya que muchas de las situaciones de violencia que sufren las mujeres no llegan a ser denunciadas por un sinfín de razones, tales como la falta de credibilidad aún existente en nuestro país, donde la víctima se enfrenta a una desacreditación cuando busca contar su historia o cuando asiste a denunciar, así como la falta de espacios de atención real en muchos de los lugares de nuestro país, como es el caso de Upala, donde las circunstancias que las envuelven en su diario vivir les impide en muchas ocasiones, seguir con algún proceso de denuncia. Ante esta experiencia con este grupo de mujeres, se ve la necesidad de recrear espacios y talleres que trabajen sobre la violencia de género en nuestro país y, sobre todo, desde aquellos imaginarios y discursos religiosos que justifican estas formas de violencia que viven las mujeres. El interés por abordar lo religioso se debe a que desde este se justifican acciones, creencias, mitos y prácticas que legitiman el machismo, mismo que es violento y que coloca en posición de desigualdad a las mujeres, violentándolas y justificando acciones y creencias sociales que mantienen estas ideas y posturas. Además, desde lo religioso es muy difícil romper con estas ideas, ya que en el imaginario social se comprenden como incuestionables, divinas, como normas de comporta miento brindadas por un dios y, por ende, entendidas como reglas que cumplir.Ítem Tu eres mi esperanza: vejez y espiritualidad en situaciones de abandono(Universidad Nacional, Costa Rica, 2025-05-15) Nelise Wielewski NarlochHablar sobre la vejez en el istmo centroamericano significa adentrarse en un espacio de memorias y olvidos. Las personas adultas mayores del conjunto de países localizados en la Gran Cuenca del Caribe traen consigo un histórico proceso de una presunta homogeneidad social e identitaria, apoyada por el desarrollo de una corriente económica comprometida con el capital a costa del bienestar humano, animal y ambiental. Por lo general, las situaciones de precariedad y abandono que viven quienes han acumulado la edad y no han podido responder a las exigencias de la producción y del consumo de forma adecuada son identificadas como un problema a escala internacional, en cuya búsqueda de posibles soluciones y salidas toman parte varios actores sociales, empezando por las propias familias, el Estado y sus políticas públicas, las iglesias y las organizaciones no gubernamentales, como también las locales, públicas y privadas.