UNA residencia saludable

Abstract

Las estrategias para la promoción de la salud a lo largo del curso de vida, cobran especial relevancia en la etapa de adultez joven en donde se practican y consolidan estilos de vida que han sido aprendidos desde la niñez y la adolescencia. Los jóvenes adultos que se encuentran en instituciones de formación educativa como las universidades, suelen permanecer en ellas gran cantidad de tiempo; y por tanto, estas instancias poseen grandes posibilidades de influencia en la promoción de estilos de vida saludables de forma intergeneracional (Bennassar, 2012). Es por ello que en el informe del IV Congreso Internacional de Universidades Promotoras de Salud en el 2009, se insta a las universidades a ser entes de formación integral, aspirando a alcanzar un perfil de egresado con capacidades y habilidades para el auto cuidado de la salud y del desarrollo sostenible. Lo anterior requiere el involucramiento de “los actores sociales de la universidad en la toma de decisiones para la realización de proyectos de promoción de salud” (Dirección General de Promoción de Salud de Perú, 2010; p. 23). Las universidades estatales de Costa Rica, han venido desarrollando intervenciones participativas ligadas al actual programa “Red Costarricense de Universidades Promotoras de la Salud” impulsado por CONARE (Comisión Nacional de Rectores) que involucra la implementación de proyectos de estilos de vida saludables en ambientes educativos. En esta línea, la Vicerrectoría de Vida Estudiantil (VVE) y el Departamento Bienestar Estudiantil de la Universidad Nacional (UNA), desde el 2002 han implementado intervenciones participativas en salud, especialmente con la población estudiantil becada (Cruz, Roldán, & Vargas, 2013). En el año 2012 y 2013 se diseña e implementa el programa “Resi Activa” dedicado a incentivar acciones en promoción de la salud con los (as) estudiantes residentes, quienes se enfrentan a la separación de sus familias durante el tiempo lectivo, y que requieren adaptarse a un nuevo espacio que demanda asumir mayor independencia y responsabilidad personal sobre sus estilos de vida y conductas en salud. En una evaluación realizada en el 2013, sobre el impacto que tuvo el proyecto “Resi Activa” en el estudiantado residente, se mencionó que los cambios percibidos correspondieron al carácter activo, variado e integrador de las actividades efectuadas. Sin embargo pocos estudiantes percibieron que durante la ejecución se contara con horarios accesibles y que las temáticas elegidas se adecuaran a sus intereses (Cruz et al, 2013). En relación a lo anterior, desde la Psicología Comunitaria, el tema de la participación y el interés comunitario en torno a la salud es fundamental, pues se recalca que las intervenciones en promoción de la salud deben centrarse en las necesidades específicas de las comunidades, y contar con su participación como actores sociales en la toma de decisiones, así como en la elaboración de estrategias (Dabas, Casserly, & Lemus, 2010).

Strategies for promoting health throughout the life course take on special relevance in young adulthood, where lifestyles learned since childhood and adolescence are practiced and consolidated. Young adults who attend educational institutions such as universities tend to remain there for a long time; therefore, these institutions have significant potential for intergenerational influence in promoting healthy lifestyles (Bennassar, 2012). For this reason, the report of the IV International Congress of Health-Promoting Universities in 2009 urged universities to be comprehensive training institutions, aspiring to achieve a graduate profile with the capabilities and skills for self-care and sustainable development. This requires the involvement of "the university's social stakeholders in decision-making for the implementation of health promotion projects" (General Directorate of Health Promotion of Peru, 2010; p. 23). Costa Rican state universities have been developing participatory interventions linked to the current "Costa Rican Network of Health-Promoting Universities" program, promoted by CONARE (National Commission of Rectors), which involves the implementation of healthy lifestyle projects in educational environments. Along these lines, the Office of the Vice-Rector for Student Life (VVE) and the Department of Student Well-being at the National University (UNA) have implemented participatory health interventions since 2002, especially with scholarship recipients (Cruz, Roldán, & Vargas, 2013). In 2012 and 2013, the "Resi Activa" program was designed and implemented to encourage health promotion actions among resident students. Resident students are faced with separation from their families during school hours and need to adapt to a new environment that demands greater independence and personal responsibility for their lifestyles and health behaviors. In a 2013 evaluation of the impact of the "Resi Activa" project on resident students, it was noted that the perceived changes were due to the active, varied, and inclusive nature of the activities. However, few students perceived that the schedules were accessible and that the topics chosen were appropriate to their interests (Cruz et al., 2013). Related to this, from a Community Psychology perspective, the issue of community participation and interest in health is fundamental, as it is emphasized that health promotion interventions must focus on the specific needs of communities and involve their participation as social actors in decision-making and strategy development (Dabas, Casserly, & Lemus, 2010).