Territorios y afectos robados : niñez y desarrollo urbano

Abstract

En los diversos trabajos de María Cecilia Leme Garcez se entrecruzan, por un lado, una serie de riquísimas experiencias y encuentros con niñas, niños y adolescentes -de Brasil y de Costa Rica- a quienes aprendió a reconocer como personas interlocutoras (no como objetos de acción educativa) y, por otro, una sensibilidad que la ubica en el mismo camino recorrido por quienes, desde América Latina, vieron en la educación una mediación para la resistencia, el cambio social y la justicia cultural. Para María Cecilia Leme Garcez, la educación es territorio de muchas batallas: es conquistable, colonizable, pero puede también ser espacio de liberación y de compromiso por la justicia. Por eso mismo, la educación no puede ser neutra: toda pretensión de neutralidad encierra temor al cambio o complicidad con quienes quieren que la educación siga siendo puesta al servicio un tipo de desarrollo compatible con la inequidad, la injusticia y la violencia. En el caso del presente texto, la realidad ante la cual no se puede ser indiferentes es el desarrollo comprendido como proceso imparable de crecimiento económico que produce víctimas: entre ellas, las personas menores de edad en situación de calle y de riesgo social. El desarrollo así entendido ha cuidado el crecimiento, pero ha descuidado la vida, la convivencia y los ecosistemas.

In the various works of María Cecilia Leme Garcez, on the one hand, a series of rich experiences and encounters with girls, boys and adolescents -from Brazil and Costa Rica- whom she learned to recognize as interlocutors (not as objects of educational action) and, on the other, a sensitivity that places her on the same path traveled by who, from Latin America, saw in education a mediation for resistance, social change and cultural justice. For María Cecilia Leme Garcez, education is the territory of many battles: it is conquerable, colonizable, but it can also be a space for liberation and commitment to justice. For this reason, education cannot be neutral: any pretense of neutrality contains fear of change or complicity with those who want education to continue to be put at the service of a type of development compatible with inequity, injustice and violence. In the case of this text, the reality that cannot be indifferent is development understood as an unstoppable process of economic growth that produces victims: among them, underage people living on the streets and at social risk. Development thus understood has he cares about growth, but has neglected life, coexistence and ecosystems.