Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA)
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Examinando Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) por Materia "ABUSO DEL NIÑO"
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Ítem Miradas parentales en torno al castigo físico hacia niños y niñas como práctica disciplinaria: Un análisis desde la Teoría del Reconocimiento(Universidad Nacional, Costa Rica, 2017) Quirós Araya, Alicia; Jiménez, MartaLa historia de la infancia en América Latina, ha estado marcada por el control, mediada por la protección y la represión. Estas tendencias han estado presentes en lo que se llama la doctrina de la irregularidad social o situación irregular. Esta perspectiva cambió, al entrar en vigencia los compromisos de los países ante la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada en noviembre de 1989. Bajo este nuevo paradigma, se concibe a niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, y como personas progresivamente autónomas. La doctrina de la protección integral hace referencia a un conjunto de instrumentos jurídicos de carácter internacional, que significan un salto cualitativo fundamental con respecto al reconocimiento social de la infancia. Bajo dicha doctrina, la promoción de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes implica la prohibición de las conductas violentas, inclusive como práctica disciplinaria y en todos los espacios sociales que involucren el cuido de personas menores de edad. El imperativo de la prohibición del castigo físico se desprende de las leyes internacionales protectoras de derechos humanos. A nivel mundial, 49 países cuentan con una ley que prohíbe el castigo físico y humillante, en cualquiera de sus formas. En América Latina, son nueve países los que cuentan con estas legislaciones protectoras. El papel del reconocimiento resulta trascendental, a la hora de analizar realidades que tienen que ver con violaciones de derechos humanos en diferentes ámbitos. De esta forma, se considera que una filosofía del reconocimiento permite analizar el carácter tenso y conflictivo de la construcción conceptual e histórica del reconocimiento recíproco de los seres humanos. Los niños, niñas y adolescentes, conforman uno de los grupos sociales más vulnerables, y los cambios en su contexto inmediato van a ejercer más impacto sobre ellos y ellas. También se puede indicar que se encuentran más expuestos al riesgo social y sus consecuencias, en términos de acceso a bienes básicos, desarrollo de capacidades y oportunidades. La presente investigación se propuso determinar las formas en las que se presenta el reconocimiento hacia niños y niñas, por parte de madres y padres que aplican el castigo físico. Se va a entender como auto-reconocimiento, al proceso de formación de la identidad y el sí-mismo, que implica a su vez una autorrelación, que es la conciencia o el sentimiento que cada persona tiene de sí misma con respecto a las capacidades y los derechos que le corresponden. Por su parte, se va a concebir el reconocimiento intersubjetivo hacia niños y niñas víctimas del castigo físico, como aquél que se construye en un diálogo y lucha continuos con el otro significante, y que incluye las tres clases descritas por Honneth: el amor, el derecho y la valoración social. Se trabajó con madres y padres de estudiantes de la Escuela Carlos Sanabria en Pavas, todos residentes de zona urbana. Para acceder a los casos, se realizó una primera etapa en la que se aplicó una técnica cuantitativa. Se realizó una encuesta en la cual se indagaron las percepciones de 73 madres y padres de niños y niñas, en torno al castigo físico como medida de disciplina en el hogar. El estudio de casos se realizó con ocho personas que expresaron estar de acuerdo con el castigo corporal como práctica disciplinaria, seis madres y dos padres de niños y niñas. Se pudo observar que la mayoría de los participantes considera que los niños y las niñas son más inquietos que los adultos; además, fueron contundentes en establecer que es necesaria una mezcla de amor y de límites para criar a las personas menores de edad. Sin embargo, una mayoría también acotó que un par de “nalgadas” a veces son necesarias para que los niños y niñas entiendan, lo que indica que están de acuerdo con el castigo físico en ciertas circunstancias. Aproximadamente la mitad de ellos manifestó que el castigo físico nunca debe utilizarse, lo que quiere decir que la otra mitad lo considera y probablemente lo aplica. Casi la mitad de los participantes no está de acuerdo con lo que indica la ley, lo que resulta preocupante. Cerca de la mitad la conocía con antelación. La mayoría de las personas entrevistadas demostraron un nivel satisfactorio del reconocimiento de amor hacia sus hijos e hijas. En cuanto al reconocimiento de derecho, la mayoría de igual forma alcanzó un nivel satisfactorio en sus respuestas, y tres de ellas, intermedio. Quienes no alcanzaron el nivel satisfactorio, pudieron reconocer algunos derechos de las personas menores de edad, pero piensan que los adultos tenemos más derechos que ellos y ellas. El reconocimiento de valoración social también mostró una tendencia positiva entre los participantes. Como métodos de disciplina, no solo se mencionaron las formas de castigar o reprender una conducta negativa. También se citaron métodos para promover conductas positivas y darles el ejemplo a los hijos de cuáles son los comportamientos deseados. Con respecto al castigo físico, la tendencia es aplicarlo cuando ya ningún otro método conocido parece ser eficiente, es decir, cuando pierden la paciencia, o cuando los niños parecen ser incontrolables (por ejemplo, en casos de berrinches). Se pudo encontrar que la responsabilidad de pegarles a los niños no se asume en su totalidad, sino que se deposita cierto grado de ella en los niños y las niñas y en su conducta. La tendencia es percibir el castigo físico como eficiente, mientras no se aplique de forma recurrente y no deje marcas físicas en el niño o niña. Algunos de los participantes mencionan que sus padres lo aplicaban con ellos y les ayudó a ser mejores personas, por lo que se puede entender que ellos repitan el patrón, considerando que están aplicando un método eficaz, que promueve el desarrollo de personas de bien. Los participantes tienden a hacer una clara distinción entre lo que es el castigo físico, y el abuso o la agresión. Así, se percibe el castigo físico como un método totalmente válido para criar a los hijos. Se debe resaltar que se usa mucho la palabra “nalgada”, que es la forma más común de aplicar el castigo físico entre los participantes. Es poco frecuente que se emitan golpes usando objetos, o en otras partes del cuerpo. Es común la percepción de que el castigo físico no produce consecuencias negativas en los niños. Por otro lado, el castigo físico “excesivo” (frecuente o intenso) sí se reconoce dañino y es el que puede llamarse abuso o agresión, según su punto de vista. Del estudio se desprende que el aplicar el castigo físico con sus hijos e hijas no obedece exclusivamente a la falta de reconocimiento de amor, de derecho o de valoración social. El castigo físico se ha aprendido como método de crianza eficaz, válido e inofensivo, generalmente porque los padres y las madres en cuestión lo recibieron cuando eran niños y niñas. Hubo menciones de calificarlo inclusive como un método necesario para formar personas estudiosas y correctas. El castigo físico se ha logrado comprobar, por las personas entrevistadas, como un método eficaz ante las conductas que parecen incontrolables. Los berrinches y las crisis que presentan niños y niñas, parecen eliminarse a nivel conductual por medio del castigo físico. Por lo tanto, si a los padres y madres de familia se les enseñaran métodos eficientes que logren reducir o eliminar comportamientos inadecuados o estados emocionales descontrolados, se podría hallar una puerta para ir descartando el castigo físico de los hogares.