Examinando por Autor "Catharina Wesseling"
Mostrando 1 - 2 de 2
- Resultados por página
- Opciones de ordenación
Ítem Cantidad importada de plaguicidas como herramienta para el monitoreo de peligros para la salud en Costa Rica(2013-08-22) Viria Bravo; Elba de la Cruz; Fernando Ramírez; Catharina WesselingEn Costa Rica la problemática existente en torno al uso de plaguicidas radica en que se importan actualmente aproximadamente12000 toneladas al año de casi 300 ingredientes activos. Estas sustancias tóxicas poseen efectos agudos, tópicos y crónicos que representan un alto riesgo para el ser humano y el ambiente en general. Algunos de estos plaguicidas son restringidos y/o prohibidos en otros países e inclusive se encuentran incluidos en Convenios Internacionales para su eliminación (Pesticide Action Network, Acuerdo 9 RESSCAD XVI, Rotterdam, COPs Convenio de Estocolmo) (Bravo et al, 2008). Datos sobre la importación de plaguicidas son buenos indicadores de las tendencias de uso y una fuente de información importante para monitorear los riesgos potenciales en salud y la efectividad de las intervenciones. Costa Rica es el país de América Central con mayor importación de plaguicidas (Bravo et al, 2011). Los ingredientes activos de plaguicidas más importados en el país son el mancozeb, el glifosato y el 2,4-D (Ramírez et al, 2009). Estos tres ingredientes activos representaron en la última década aproximadamente el 50 % de la cantidad importada de plaguicidas en Costa Rica, específicamente: 1) mancozeb aunque no posee peligro agudo (OMS), si posee efectos tópicos oculares (leves), capacidad como alergeno y efectos crónicos de neurotoxicidad (incluye Parkinson), disrupción endocrina, genotoxicidad y es posiblemente cancerígeno (EPA); 2) glifosato no posee peligro agudo, pero si tiene efectos tópicos tanto oculares como dérmicos (leves) y efectos crónicos de neurotoxicidad (incluye Parkinson), genotoxicidad y disrupción endocrina y 3) 2,4-D es moderadamente peligroso en forma aguda (OMS), posee efectos tópicos oculares (severos), dérmicos (moderados), capacidad como alergeno y efectos crónicos de neurotoxicidad (incluye Parkinson), teratogenicidad, disrupción endocrina, genotoxicidad y es posiblemente cancerígeno (IARC) (Bravo et al, 2008). Otros plaguicidas que completan el 75% de la cantidad total importada en Costa Rica, en la última década, son clorotalonil, bromuro de metilo, tridemorf, terbufos, etoprofos, paraquat y metam sodio; con excepción del clorotalonil todos los otros plaguicidas poseen una alta toxicidad aguda que implica riesgos de intoxicaciones agudas y mortalidad por su uso (Bravo et al, 2008). La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica los plaguicidas por toxicidad aguda en siete clases: IA. Extremadamente peligroso, IB. Altamente peligroso, II. Moderadamente peligroso, III. Ligeramente peligroso, FM. Fumigante, no clasificable, O. Obsoleto y U. No peligro agudo en condiciones de uso adecuado (De la Cruz et al, 2010). La Environmental Protection Agency (EPA) ha cambiado su sistema de clasificación en años recientes, manteniendo algunas categorías con definiciones similares. Para el indicador por nosotros propuesto se utiliza una clasificación aún no en uso, pero que a juicio de los expertos en salud "es mejor que la actual" (Wesseling C., comunicación personal).Ítem Severidad de lesiones ocupacionales(2013-08-22) Catharina Wesseling; Ericka Mora GranadosTrabajo saludable es un derecho humano. Trabajo saludable también es la base para una economía sana y sostenible. Condiciones de trabajo insalubres y peligrosas causan lesiones y enfermedades en los trabajadores que pueden impactar profundamente su calidad de vida y el bienestar de sus familias. A veces afectan a comunidades enteras y la sociedad en general. Las estadísticas de lesiones y enfermedades a consecuencia del trabajo son escasas y deficientes. Además se limitan a las personas con un trabajo formal y dejan invisible la mayoría de los trabajadores que laboran sin cobertura de seguro social. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha estimado que los reportes que recibe de los países son menos del 4% de la realidad. La OIT estimó que para el año 2001 globalmente más de 350 mil personas murieron por accidentes en el trabajo, 1000 cada día, y que 258 millones de accidentes resultaron en una incapacidad de al menos tres días (Hämäläinen, 2009). Los accidentes serios en el trabajo ocurren muchas veces en gente muy joven causando una pérdida de muchos años de vida, por muerte o por incapacidad. Los accidentes comprenden aproximadamente un 20% de las consecuencias serias para la salud de condiciones de trabajo deficientes. En total la OIT ha estimado que unas 2 millones de personas pierden su vida anualmente por causa del trabajo (Takala, 2002). Las enfermedades profesionales, de inicio más insidioso o manifestación tardía, causan otras 1,7 millones de muertes y muchos más casos de incapacidad crónica, debido a cáncer y enfermedades osteomusculares, cardiovasculares, respiratorias, infecciosas, neurológicas y mentales, digestivas y del sistema genitourinaria. En América Central, el Programa Salud y Trabajo en América Central (SALTRA) estimó que anualmente ocurren unos 2 millones de accidentes ocupacionales que ameritan atención médica (Wesseling et al, 2002). Las consecuencias sociales y los costos económicos de los accidentes y enfermedades de trabajo son enormes pero permanecen en gran parte ocultos. La protección del trabajador contra riesgos del trabajo forma parte de la estrategia iberoamericana de seguridad y salud en el Trabajo (OISS, 2010). La pérdida temporal o permanente de la capacidad de trabajo por lesiones o enfermedades adquiridas en el trabajo, incluyendo la muerte, es un factor determinante de la pobreza de familias específicas pero también del país. Los indicadores relacionados con la cobertura de protección de la fuerza laboral del país contra riesgos presentes, así como las tasas de accidentes y enfermedades fatales y no fatales de trabajo son indicadores importantes de la calidad del ambiente laboral.