Guerra Payes, Eulogio de Jesús2024-08-062024-08-061988http://hdl.handle.net/11056/28739Al término de la Segunda Guerra Mundial las condiciones sociales, políticas y económicas que caracterizaban a los países en vías de desarrollo entraron en contradicción provocando al surgimiento de amplios movimientos populares: los cuales se proponen cambiar el modelo estructural vigente en la mayoría de los Estados tercermundistas. Aunado a esto tiene lugar la agudización de la confrontación ideológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética por fortalecer y/o extender sus zonas de influencia. El Salvador no ha escapado a las profundas crisis del sistema capitalista mundial; ya que su modelo de producción se encuentra fundamentado en la concentración de la tierra en pocos dueños: la desigual distribución de la riqueza incide en una desmedida explotación de los obreros y campesinos. El desajuste estructural de la sociedad salvadoreña, ha provocado diversas manifestaciones; entre las que podemos mencionar: el levantamiento popular de 1932, las manifestaciones obrero-estudiantiles contra el Presidente José María Lemus en 1959 y las protestas provocadas por los fraudes electorales en 1972 y 1977. La actual crisis y los acontecimientos anteriormente mencionados son reflejo de la presión económica, social y política, la que al no encontrar una “válvula de escape” tiende a rebasar los límites de “dominación” impuestos por el sistema. Estos hechos traen como resultado frecuentes y constantes “cambios” de gobiernos, con el fin de mantener la hegemonía oligárquico-militar. El acentuado autoritarismo militar, la falta de condiciones adecuadas para que los sectores sociales expresaran sus opiniones, así como la negación de los mecanismos legales como formas de acceder al poder: son elementos que coadyuvaron al aparecimiento de nuevos esquemas de organización no tradicionales, las cuales surgieron, en la práctica, como opciones alternativas para conquistar el poder. La lucha armada se plantea, de esta manera, como la única vía razonable y válida en ese momento histórico. La consolidación de las organizaciones populares, hizo que los diferentes regímenes de turno respondieran intensificando la represión, en un afán de mantener el status quo. Al inminente desborde de la situación Salvadoreña, podemos agregar el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua. Este acontecimiento con todas sus repercusiones políticas marcó el inicio del resquebrajamiento del equilibrio estratégico vigente en Centroamérica. El impacto del Sandinismo en el resto de los países Centroamericanos no se haría esperar. El Salvador fue uno de los primeros países en recibir esa influencia. El 15 de Octubre de 1979, se produjo el golpe de Estado que depuso al General Carlos Humberto Romero. Estados Unidos apoyó el recambio del mandatorio salvadoreño, como una medida que pretendía evitar que la situación salvadoreña entrara en un creciente proceso de “Nicaragüización”. El conflicto Salvadoreño es preciso decirlo, a pesar de tener su origen en causas internas, es cierto también que su desarrollo inciden factores externos. Esto ha motivado que muchos estudiosos vinculen a la insurgencia salvadoreña como parte del conflicto mayor, ya que recibe apoyo de la Unión Soviética y del Bloque Socialista.At the end of World War II, the social, political and economic conditions that characterized the developing countries came into contradiction, leading to the emergence of broad popular movements aimed at changing the structural model in force in most Third World countries. In addition, the ideological confrontation between the United States and the Soviet Union to strengthen and/or extend their zones of influence intensified. El Salvador has not escaped the deep crises of the world capitalist system, since its production model is based on the concentration of land in the hands of a few owners: the unequal distribution of wealth leads to excessive exploitation of workers and peasants. The structural imbalance of Salvadoran society has provoked diverse manifestations, among which we can mention: the popular uprising of 1932, the worker-student demonstrations against President José María Lemus in 1959 and the protests provoked by the electoral frauds in 1972 and 1977. The current crisis and the aforementioned events are a reflection of economic, social and political pressure, which, not finding an “escape valve”, tends to exceed the limits of “domination” imposed by the system. These facts result in frequent and constant “changes” of governments, in order to maintain the oligarchic-military hegemony. The accentuated military authoritarianism, the lack of adequate conditions for the social sectors to express their opinions, as well as the denial of legal mechanisms as a means of access to power: these are elements that contributed to the emergence of new non-traditional organizational schemes, which emerged, in practice, as alternative options to conquer power. The armed struggle thus emerged as the only reasonable and valid way at that historical moment. The consolidation of the popular organizations caused the different regimes in power to respond by intensifying repression, in an effort to maintain the status quo. To the imminent overflow of the Salvadoran situation, we can add the triumph of the Sandinista National Liberation Front (FSLN) in Nicaragua. This event, with all its political repercussions, marked the beginning of the cracking of the current strategic balance in Central America. The impact of Sandinismo on the rest of the Central American countries was not long in coming. El Salvador was one of the first countries to receive this influence. On October 15, 1979, the coup d'état that deposed General Carlos Humberto Romero took place. The United States supported the replacement of the Salvadoran president, as a measure intended to prevent the Salvadoran situation from entering a growing process of “Nicaraguanization”. The Salvadoran conflict, it must be said, in spite of having its origin in internal causes, it is also true that its development is influenced by external factors. This has led many scholars to link the Salvadoran insurgency as part of the larger conflict, since it receives support from the Soviet Union and the Socialist Bloc.spaAcceso embargadoEL SALVADORESTADOS UNIDOS DE AMÉRICARELACIONES EXTERIORESRELACIONES INTERNACIONALESFOREIGN RELATIONSINTERNATIONAL RELATIONSUNITED STATES OF AMERICALa política exterior de la administración Reagan y la crisis salvadoreña 1981-1984http://purl.org/coar/resource_type/c_7a1f